MVP, una estrategia fundamental para las startups
El MVP se erige como un mecanismo para validar suposiciones sobre el negocio al introducir un producto o servicio.
El panorama empresarial revela una estadística poco alentadora: apenas el 25% de las compañías emergentes logra sortear los desafíos iniciales y superar el primer año de operación. Los elementos determinantes que conducen a una empresa al abismo varían considerablemente, pero utilizar una estrategia MVP ayuda a conocer mejor el mercado.
Entre las múltiples razones, destaca una como fundamental: la falta de familiaridad con el mercado. Por este motivo, adquiere suma relevancia colocar el producto en las manos del público de manera expedita, permitiendo así construir, evaluar, aprender y repetir el proceso. Una herramienta crucial en este ciclo es el MVP, o Producto Mínimo Viable en español, el cual ofrece una versión parcial del producto destinada a descubrir las preferencias del cliente con el mínimo esfuerzo.
El MVP se erige como un mecanismo para validar suposiciones sobre el negocio al introducir un producto o servicio. Actúa como un primer acercamiento para sondear el terreno y comprender al usuario. El enfoque inicial apunta a evitar la creación de productos no solicitados, comprender a profundidad al público objetivo, invertir de manera eficiente y cosechar retroalimentación. El MVP evita la creación de productos completos, permitiendo ajustes económicos y evitando lanzamientos fallidos sin costos exorbitantes.
Esta estrategia se basa en la simplicidad inteligente, procurando que sea rápido, eficaz y económico. Conversar con usuarios reales resulta fundamental, dejando de lado a familiares y amigos para conectarse con el público objetivo delineado en el modelo de negocio. Se trata de ajustar el producto y no el usuario.
Esto implica una transformación gradual del producto en base a pruebas y comentarios, sin sobrecargar la inversión inicial. Asimismo, se enfatiza en resolver un problema de los usuarios con maestría en lugar de abordar una multitud de desafíos.
En última instancia, el MVP no constituye simplemente un artículo, sino un proceso continuo. No existe una fórmula mágica para crear lo que los usuarios desean, sino un método que involucra la comunicación, la iteración y el aprendizaje constante. El acto de liberar versiones interactúa con los usuarios y obtiene retroalimentación se convierte en el cimiento para construir soluciones valiosas y resolver problemas con eficacia.