La postura internacional sobre la toma de posesión en Venezuela
La incertidumbre persiste, pero también la esperanza de un cambio liderado por quienes defienden la legitimidad y el estado de derecho.
En medio de un clima de tensión y manifestaciones en todo el país, Venezuela vive un viernes crucial marcado por la controvertida toma de posesión presidencial de Nicolás Maduro. Este acto, que busca consolidar un tercer mandato considerado ilegítimo, ha desatado una oleada de críticas y rechazo tanto dentro como fuera de las fronteras venezolanas.
Maduro, respaldado por instituciones aliadas a su régimen, intentará perpetuarse en el poder pese a las acusaciones de fraude electoral en los comicios de julio. En contraposición, Edmundo González Urrutia, reconocido por gran parte de la comunidad internacional como el verdadero mandatario electo, ha prometido regresar al país tras una gira diplomática por América para asumir formalmente el liderazgo.
El ambiente en Caracas y otras ciudades del país es de alta conflictividad. Las protestas, acompañadas de denuncias de represión y detenciones arbitrarias, han intensificado la tensión. En este marco, la detención temporal de la líder opositora María Corina Machado el jueves, durante una protesta en las afueras de la capital, ha provocado una condena generalizada.
El rechazo a la situación en Venezuela ha sido contundente desde diferentes frentes. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, denunció los actos de represión del régimen, calificándolos como "inaceptables" y reiteró que su gobierno no reconoce la legitimidad de Maduro. En la misma línea, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, declaró que el dictador debería enfrentar a la justicia por sus crímenes y ceder el poder al pueblo venezolano.
Por otro lado, Costa Rica, a través de su presidente Rodrigo Chaves, reafirmó su apoyo a González Urrutia y condenó las acciones del régimen chavista. Durante una videollamada, Chaves instó al líder opositor a mantener su lucha por el poder y expresó su solidaridad con el pueblo venezolano.
En contraste, algunos aliados históricos de Maduro también han mostrado distanciamiento. Daniel Ortega, presidente de Nicaragua y aliado tradicional del chavismo, no asistirá a la ceremonia de posesión, enviando un mensaje ambiguo sobre su respaldo al régimen venezolano.
Mientras tanto, la creciente cooperación entre Venezuela e Irán genera preocupación a nivel global. Los acuerdos bilaterales incluyen intercambios de crudo iraní por oro venezolano, una maniobra para evadir sanciones internacionales. Además, altos funcionarios iraníes han adquirido propiedades en Venezuela, consolidando una alianza estratégica y política. Según informes, el régimen de Maduro habría ofrecido asilo político a miembros de la élite iraní en caso de una crisis interna.
En América Latina, la posición de Colombia respecto a Venezuela también ha sido tema de debate. Mientras el presidente Gustavo Petro justifica mantener relaciones diplomáticas para proteger los intereses económicos de su país, el canciller Luis Gilberto Murillo reiteró que Colombia no reconoce la legitimidad del mandato de Maduro. "Rechazamos la violación de derechos humanos en Venezuela, aunque seguiremos abiertos al diálogo", afirmó Murillo en una declaración oficial.
La toma de posesión de Nicolás Maduro representa un nuevo capítulo en la crisis política de Venezuela, un país sumido en el aislamiento internacional y la división interna. Mientras el pueblo venezolano sigue luchando por su libertad y democracia, la presión de la comunidad internacional se intensifica para buscar una salida pacífica y justa a esta situación.