Ley de Envases: los nuevos desafíos para las empresas en España
Adaptarse a las regulaciones será clave para garantizar la competitividad y sostenibilidad de las empresas en el futuro.
El inicio de este año ha traído consigo importantes novedades en materia de regulación medioambiental. Entre ellas, destaca la obligación de incluir en todos los envases de uso doméstico una indicación clara sobre el contenedor al que deben ser destinados al finalizar su vida útil. Esta medida, que entró en vigor el 1 de enero, excluye a los envases del mercado B2B y forma parte del Real Decreto 1055/2022, que establece nuevos estándares para los envases y sus residuos en España.
Con el Real Decreto, el país ha dado un paso adelante en la regulación medioambiental al anticiparse a las normativas europeas que comenzarán a aplicarse posteriormente. Esta legislación busca reducir los residuos generados por los envases, fomentar prácticas de reutilización y reciclaje, y asegurar que todos los envases sean reciclables para 2030. Según AIMPLAS, el Instituto Tecnológico del Plástico, el decreto “marca un hito en la regulación de productos esenciales en la vida diaria de millones de personas”.
Entre sus principales objetivos, la normativa reemplaza la antigua Directiva 94/62/CE y se alinea con la transición hacia una economía circular. Además, introduce requisitos específicos sobre el marcado de los envases, incluyendo información obligatoria, mensajes prohibidos y medidas para armonizar etiquetas a nivel comunitario.
Las empresas que comercializan productos envasados para uso doméstico deben adaptarse a varias exigencias. Además de indicar el contenedor adecuado para desechar los envases, es obligatorio especificar si estos son reutilizables y, en su caso, incluir el símbolo del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). Este sistema incentiva la devolución de envases vacíos mediante un depósito reembolsable, y será aplicable, en un plazo de dos años, a los envases domésticos de PET y polietileno de menos de tres litros.
Otra de las medidas destacadas es la adhesión a los Sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (SIRAP o SCRAP), los cuales obligan a las empresas a asumir la gestión de los residuos de envases al final de su ciclo de vida, mediante el pago de una tasa.
Prohibiciones y restricciones para 2030
El Real Decreto también establece que ciertos envases de plástico de un solo uso quedarán prohibidos a partir del 1 de enero de 2030. Esto incluye envases para frutas y verduras frescas sin procesar, recipientes utilizados en cafeterías y restaurantes, envases de porciones individuales para alimentos o productos de higiene, y bolsas de plástico ultraligeras.
Además, los fabricantes tendrán que reducir al mínimo el peso y volumen de los envases, asegurando su funcionalidad y seguridad, y todos los envases compostables deberán incluir etiquetas que detallen su composición y permitan acceder a información adicional mediante códigos QR.
En un contexto donde la sostenibilidad se ha convertido en un eje prioritario, estas medidas se complementan con otras normativas europeas, como la Directiva sobre diligencia debida empresarial en materia de sostenibilidad (CSDDD) y la Directiva de información corporativa sobre sostenibilidad (CSRD). Ambas marcarán la agenda de las empresas en 2025, impulsando prácticas más responsables y transparentes.