El deporte como motor económico: entre valores y negocio
Más allá de la pasión, el deporte es una industria en auge.
El debate sobre el rol del deporte en la sociedad ha sido constante, con posturas que ven su faceta como industria económica como una amenaza para los valores que lo han hecho crecer. Sin embargo, comprender el deporte como generador de riqueza no solo para atletas, sino para toda una red de agentes económicos, es esencial para valorar su impacto real.
Datos recientes respaldan esta afirmación: en 2022, las organizaciones relacionadas con la actividad física en España generaron ingresos por 18,826 millones de euros, según un informe de 2Playbook Intelligence basado en cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).
A pesar de las secuelas de la pandemia, el sector deportivo ha demostrado su capacidad de recuperación. Los ingresos registrados en 2022 representan un crecimiento del 12.7% respecto a 2021 y superan en un 11.2% los niveles prepandemia. Este avance muestra que el deporte ha dejado atrás la época en que era visto como un sector marcado por impagos y deudas. En 2022, el margen bruto de explotación alcanzó los 1,625 millones de euros, consolidándose como una actividad económica comparable con otras industrias.
El impacto del deporte no se limita a cifras financieras. Actualmente, unas 250,000 personas trabajan directamente en este sector en España, a lo que se suma un amplio ecosistema de empleos indirectos en medios de comunicación, marketing, apuestas y otras actividades. En total, se contabilizan 37,239 empresas vinculadas al deporte, sin considerar el tejido asociativo que sustenta la base de la pirámide competitiva. Este entramado refleja cómo el deporte contribuye al desarrollo económico y social del país.
Pese a su relevancia, muchas reivindicaciones del sector deportivo caen en el olvido debido a una falta de conciencia sobre su importancia estructural. Aún existen conflictos entre clubes y administraciones locales por el uso de instalaciones deportivas, mientras que los gimnasios, clave en la promoción de la salud, continúan tributando un IVA del 21%. Estas situaciones reflejan la necesidad de una mayor valorización del deporte como motor económico y social.
El deporte no pierde su esencia al ser entendido como una industria; al contrario, su éxito económico es consecuencia de los valores que lo impulsan. Reconocer su papel como generador de riqueza y empleo es clave para garantizar su crecimiento sostenible y su contribución al bienestar social. Solo así podrá seguir siendo un pilar fundamental tanto en el ámbito cultural como en el económico.