Amortizaciones de activos, fundamentales para las Pymes
Las amortizaciones reflejan la devaluación de los activos para fragmentar dicho costo en lugar de registrar el gasto en su totalidad.
En el mundo empresarial, las amortizaciones se erigen como intrincados procedimientos contables destinados a la gradual dispersión de los gastos relacionados con los activos a lo largo de su ciclo de vida. La finalidad de las amortizaciones no es otra que reflejar la depreciación y devaluación de los activos en los registros financieros de la compañía.
Estos activos abarcan elementos tan diversos como maquinaria, equipamiento, automóviles, inmuebles y otros recursos de valía perdurable que nutren las operaciones de la empresa. La lógica es clara: dado que con el paso del tiempo, los activos tienden a mermar su valor debido al uso, la obsolescencia y el deterioro inherente, las amortizaciones actúan como un recurso para fragmentar dicho costo en el transcurso de su existencia, en lugar de registrar el gasto en su totalidad en el momento de su adquisición.
Empresas adquieren activos con la intención de incorporarlos a su engranaje operativo. Ahí entran en juego distintos tipos de activos fijos, algunos de carácter tangible, como maquinaria y ordenadores, mientras que otros ostentan un carácter intangible, como licencias de software y patentes.
El cometido principal de la amortización de activos radica en plasmar en la contabilidad de la empresa la degradación del valor que sufren estos bienes a lo largo de su período de vida. Así, se refleja progresivamente esta depreciación en los informes financieros de cada período contable, en lugar de aplazarla hasta el último aliento del activo.
En el ámbito contable empresarial, se recurre a diversos enfoques para calcular la amortización de activos, destacando especialmente el método de amortización lineal y el método decreciente. El método de amortización lineal involucra la asignación de una cuota constante de amortización en cada período. El método de amortización decreciente, por su parte, supone aplicar un porcentaje al valor pendiente de amortizar, el cual va menguando año tras año.